¿Cómo conviene ir de Madrid a París? Opciones de viaje

Fuente: envato.com

El recorrido entre Madrid y París se ha vuelto frecuente para quienes se desplazan por motivos laborales, académicos o simplemente por placer. Se trata de dos capitales bien comunicadas por múltiples medios de transporte y con una enorme oferta cultural, gastronómica y turística. 

Sin embargo, elegir bien cómo moverse entre las dos ciudades puede marcar la diferencia entre un trayecto pesado y complicado y una experiencia agradable y satisfactoria.

En este artículo abordaremos las diferentes opciones en avión, tren, autobús y coche. Pero antes de emprender viaje y consejos para ello es imprescindible tener en cuenta la protección ante imprevistos. Pase lo que pase en la carretera, en el aire o en las vías del tren, lo imprevisible siempre encuentra la forma de colarse en los planes de viaje. 

Por ello, adquirir un seguro para viajes por Europa se convierte en una fuente de tranquilidad. Un seguro que cubra no solo la interrupción del transporte, sino también asistencia sanitaria, robo de pertenencias y, en el peor de los casos, la repatriación, ofrece un margen de seguridad del que nadie se arrepiente. Esta protección es particularmente aconsejable cuando viajan niños, personas mayores o cuando las fechas coinciden con puentes, festividades y vacaciones de verano.

El avión para viajar

Uno de los primeros elementos a tener en cuenta a la hora de decidir cómo ir de Madrid a París es el tiempo que se dispone. Si el criterio número uno es la rapidez, el avión sigue siendo la opción más directa. Los vuelos entre Barajas y los aeropuertos de Orly o Charles de Gaulle tardan dos horas, pero es importante recordar que no se puede contar solo con el tiempo de vuelo. Hay que sumar el traslado al aeropuerto, la cola en el control de seguridad y la espera junto a la puerta del embarque. Por todo ello, el cómputo total desde que se sale de casa hasta que se aterriza en París suele estar entre las cuatro y las cinco horas. 

La comodidad del tren

En cambio, aquellos pasajeros que antepongan la comodidad a la premura tienen en el tren una alternativa a su medida. No hay un enlace directo que una Madrid con París de un tirón, pero la combinación del AVE hacia Barcelona y el posterior TGV a la capital gala resulta muy agradable. Los vagones son espaciosos, las restricciones de equipaje son más benévolas que las aéreas, y durante el trayecto se puede mirar por la ventana una sucesión de paisajes que van desde los campos de la meseta hasta los viñedos franceses. La duración total del periplo se sitúa en torno a las nueve o diez horas.

El autobús a París, más económico

Viajar en autobús se consolida como la opción más asequible para desplazarse de Madrid a París. Diversas empresas mantienen conexiones diarias que tardan normalmente entre catorce y dieciséis horas en completar el recorrido. Aunque esta alternativa carece de rapidez, puede ser la más conveniente para quienes manejan un presupuesto ajustado y prefieren no enfrentarse a transbordos ni a tarifas adicionales por equipaje. 

Llegar a París en coche 

La última opción consiste en emprender el viaje en coche particular o, cada vez con más frecuencia, en un viaje compartido a través de plataformas digitales. La distancia entre Madrid y la capital francesa supera los 1.200 kilómetros, lo que se traduce en doce o trece horas de conducción, dependiendo del tráfico, las condiciones de la carretera y el número de paradas que se decidan hacer. 

Consejos antes de viajar a París 

Sea que planees utilizar avión, tren o automóvil, hay un conjunto de consideraciones que tener en cuenta al moverse Europa. La primera de ellas tiene que ver con la identificación: para los nacionales de la UE, un DNI en vigor suele ser suficiente para cruzar la frontera con cualquiera de los países Schengen, aunque llevar el pasaporte puede resultar práctico en ciertos controles o cuando se sale del área Schengen. Los viajeros de fuera de la Unión, por su parte, deben ser meticulosos y comprobar si necesitan visado, carta de invitación o algún certificado adicional. 

Además de adquirir un seguro, es recomendable establecer un plan de contingencia ante imprevistos que puedan interrumpir el viaje. Cuando una huelga, una tormenta o una emergencia de salud alteran el itinerario, resulta clave tener acceso a información actualizada sobre las pautas de cancelación de cada operador y tener reservas lo suficientemente flexibles como para modificar fechas o rutas sin coste adicional. 

Respecto al equipaje, las normas varían significativamente según el medio de transporte elegido. Las aerolíneas, especialmente en sus tarifas más básicas, suelen ser muy estrictas y limitan el bulto de mano a un tamaño que a menudo cabe apenas en un asa de los compartimentos. En contraste, el tren y el autobús permiten, por lo general, llevar más volumen, aunque hay que considerar el espacio efectivo en cada vagón o maletero y la molestia de cargar o descargar en varias paradas. 

En suma, la clave está en ajustar la elección a las preferencias, los horarios y el presupuesto de cada uno.