Café de Oriente: descubriendo el emblemático restaurante en frente del Palacio Real de Madrid

Hoy nos vamos a uno de los sitios más emblemáticos de Madrid, la Plaza de Oriente, para descubrir un restaurante que todo el mundo conoce, al menos desde fuera: el Café de Oriente (fotos e info).

Estamos frente al Palacio Real, que se puede admirar desde su gran terraza o también desde su salón, rico de decoraciones años 20. Pero el Café de Oriente, lejos de ser un sitio apto solo para turistas, esconde muchas más sorpresas en la planta de abajo.

Ahí, donde hemos cenado hace unos días, encontramos un precioso comedor creado en antiguas caballerizas. Todas las mesas tienen un halo de encanto y al fondo hay un espacio acogedor e íntimo dominado por una gran chimenea.

Las sorpresas no terminan ahí, porque también hay algunos reservados. Pequeños espacios, cada uno con una decoración distinta, cada uno con una sola mesa. Destaca el Salón del Rey, con un antiguo blasón y la foto del Rey Felipe VI que dota de simbología al espacio.

Ya conquistados por el interiorismo, ahora toca descubrir cómo se come en Café de Oriente. El chef apuesta por la cocina de mercado, proponiendo por un lado recetas de la tradición española y por otro por platos más internacionales.

Además de la carta, Café de Oriente suele proponer cada mes o dos meses un distinto menú degustación para aprovechar los mejores productos de la temporada. En nuestro caso probamos el menú de Gastronomía de matanza (enero y febrero 2018). Su precio es de 39€ e incluye 6 platos salados , un sorbete, un postre, dos copas de vino, pan, agua y café.

Empezamos con una corteza de cerdo, con la sorpresa de la combinación con la miel: sin duda una bonita manera de dar una vuelta a un plato muy conocido. Seguimos con el carpaccio de presa ibérica con Idiazábal y rúcula, un plato rico que respeta la tradición.

Vamos ahora a uno de los platos que más me han gustado: crema de alubias de Tolosa trufada con ravioli verde de morcilla de Burgos. Este plato se termina en la mesa, donde el camarero sirve la crema. Un perfecto plato invernal.

Seguimos con la alcachofa a la plancha con manitas de ibérico, langostino y sus jugos y vamos a mi favorito de la cena: Lenguado relleno de txangurro con salsa bearnesa y lombarda rehogada. Excelente el producto y la combinación de sabores, ¡además de una presentación de diez!

Terminamos la parte salada de este abundante menú degustación (las raciones son grandes) con uno de los clásicos de la carta de Café de Oriente: el cochinillo. Se prepara confitado y lacado con puré de patatas panaderas, sin duda un buen plato (en mi caso quizá me habría gustado con menos sal).

Después de un refrescante (y no fuerte) sorbete de mojito terminamos a lo grande con la milhoja de manzana asada y crema con tofe. Un dulce final.

Sin duda comer o cenar en Café de Oriente es algo que merece la pena. La comida no decepciona, y estamos en un restaurante único por ubicación, por el propio valor del edificio (del siglo XVII) y por sus salones. El servicio es excelente, de primera categoría, con un personal de sala muy atento.

Os dejo todas las fotos, descubrid aquí los espacios de Café de Oriente y los platos que hemos comido.

Las fotos de Café de Oriente

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Café de Oriente

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